SANA POSTURA

Comencé mi trabajo con el cuerpo desde muy temprano. Desde muy chica practiqué deportes en forma exigida, y ya desde entonces, dedicaba gran parte de mi atención a observar los movimientos para lograr la máxima eficiencia en lo que hiciera. El uso de las fuerzas, como optimizar los esfuerzos.

Para cuando terminaba la secundaria unos dos o tres años antes, me habían diagnosticado escoliosis. Como ya había pasado los 15 años, dudaban si ponerme un corset y así inmovilizar mi columna. También, según los grados que presentaban las curvas de mi “escoliosis doble”( de 38 y 33 grados), que estaba en el limite de los que podían ser considerados “quirúrgicos”, se dudaba si operarme o no.

Al finalizar la secundaria, ya luego de varios años de tratamientos kinesiológicos, estaba algo decepcionada y aburrida por la modalidad de los mismos, dada mi edad y mis inquietudes. E intuyendo -cosa que confirmé algo mas tarde- que sólo resultaban paliativos, y requerían mucha inversión de tiempo para resultar efectivos ( “…mínimo 2 o 3 sesiones por semana…” nos dicen).

Comencé así la búsqueda, a transitar los conceptos y experiencias de economizar las fuerzas en el cuerpo, lograr la máxima eficiencia y expresión con el mínimo esfuerzo posible para cada acción. Lo cual fue un gran aprendizaje.

En los próximos años hice cuanto curso y práctica pude en técnicas corporales terapéuticas, de las que fui extrayendo principios y esencias comunes que hicieron que mi cuerpo estuviera mucho mejor que con la kinesiología con mucho menos esfuerzo, e inversión de tiempo. Sobre todo porque trabajaba sobre la auto-percepción conciente al tiempo que “des-contracturaba” y flexibilizaba mi cuerpo. No se en que momento, ya tenía mis alumnos de técnicas corporales.

Las dos técnicas en las que encontré mayores beneficios, y en las que hoy en día baso principalmente mi trabajo combinada con recursos de varias más, fueron la Antigimnasia y la Terapia Gravitacional(columpios de inversión)

Y lo más sorprendente fue llegar a corroborar a los 27-28 años, luego de sentir cambios y señales en la percepción de mi columna -que crujía mas de lo habitual-, que mi escoliosis estaba comenzando a re- acomodarse. Para ese primer control, tenía 38 y 33 grados en ambas curvas. Para el control que me hiciera alrededor de los 31, luego de ser madre inclusive, la curva de 38 ya estaba en 35grados. Y actualmente que tengo 34 años, un nuevo control corrobora que sigue levemente el progreso en ese plano, pero que especialmente se han mejorado notablemente las rectificaciones que tenía en el otro sentido (perfil) también por la escoliosis, lo que era casi una cifosis cervical, ya es una rectificación que parece comenzar a curvarse según su naturaleza. Y mis cervicales también recuperaron un espacio que se veía disminuido entre la 6 y 7ma cervical.

Lo mas gratificante para mí, es ver que desde la experiencia acumulada en mi propio camino de curación hoy estoy involucrada con muchas personas que vienen con distintas dificultades físicas de movilidad, de columna, contracturas y dolores crónicos, hernias de disco, cefaleas. Que encuentran en mi trabajo y en lo que les puedo brindar, una solución muy efectiva a distintas necesidades y comienzan a re-conocer y re-habitar su cuerpo con mas comodidades y menos limitaciones, reconociendo “nuevos modos de estar” en el propio cuerpo. Aprenden a manejar sus tensiones, mejorando su postura. Se relajan más y generalmente dicen “salir flotando” de las clases.

Se estiran o “crecen” unos centímetros en cada sesión y en algunas semanas ya los cambios físicos se hacen visibles.

Paula Mancinelli.

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